Sentada a mi lado, una mujer muy mayor, evidentemente ricachona y muy bien vestida dice durante el intermedio: "esta obra es para gente de clase alta". Estamos presenciando "Master Class", la laureada obra de Terrence McNally que hace 16 años se convirtió en un fenómeno de los escenarios mexicanos y colocó a Diana Bracho como la mejor actriz del país. De ningún modo es una obra clasista. Quizá lo que la señora quiso decir es que se trata de una obra sofisticada. Eso sí es, elegante también. Pero no por eso difícil ni cansada ni con aspiraciones para un público selecto. Al contrario, "Master Class" es una obra tan bien escrita y tan inteligente que se va como un suspiro y lo mismo le llega un joven de 20 años que apenas empieza a vivir que a una persona atravesando la mitad de su vida. Se acaba y uno quiere verla otra vez pensando en las decenas de momentos en los que Bracho alcanza -y esta palabra debe usarse 2 ó 3 veces en la vida- la sublimidad. Se acaba y uno repasa una y otra vez las frases que le llegaron durante la representación.
Contaba los días para ver a Bracho en el personaje que la marcó y que nos dejó atónitos a muchos hace tantos años. Basta recordar a Carlos Fuentes quien dijo que nunca había visto a Diana en el escenario, sino a la mismísima Callas. Al mismo tiempo tenía miedo de ver la que se ha convertido en una de mis obras favoritas. A Bracho me une una amistad de muchos años y un cariño muy especial, prácticamente materno. El ver "Master Class" bajo la dirección de otra persona (Diego del Río, quien ha demostrado su talento en "Tribus", "El principio de Arquímides"), con otra visión, y con talentos realmente jóvenes en el canto, era una moneda al aire. Cuando dijeron tercera llamada, estaba yo más nervioso que la misma Bracho.
Aclaro, no soy crítico de teatro, sólo soy un periodista de espectáculos que cuando algo lo mueve, no descansa hasta que otras personas cercanas se acerquen a estos momentos mágicos que el arte nos da. Se trate de una película, una canción, una exposición o en este caso, un texto teatral. Y esa es la única intención de esta nota, exhortar -sobre todo a los jóvenes- a que asistan a ver esta joya del teatro. Hay que hacer un lado la palabra ópera, e incluso el nombre María Callas. "Master Class" es una obra que habla sobre la pasión en la vida, sobre la entrega y la manera en que uno se maneja día a día. La obra está repleta de metáforas que lo cambian a uno. Esta no es una obra del montón. Es de esas que se discuten sobre un café, que se quedan en la mente por mucho tiempo.
La obra se desarrolla en tiempo real. Son casi dos horas en una de las clases magistrales que María Callas dio en Julliard en Nueva York en 1973, unos años antes de morir sola en su departamento en París. El público se convierte en estudiante y Diana Bracho rompe la cuarta pared y le habla directamente al público como si fueran sus alumnos. Aparece con un sentido del humor cáustico, y durante los primeros minutos se maneja como una diva prácticamente insoportable. Pero, y ésta es la gran sorpresa y acierto del montaje de Diego Del Río, ese divismo empieza a desvanecer rápidamente, y Bracho muestra una fragilidad, y un dolor profundo que ni el montaje anterior de Francisco Franco ni los múltiples en Estados Unidos habían tocado.
Bracho es ahora menos fiera. Es mucho más comprensiva, mucho más empática. Uno acaba con el corazón destrozado por la Callas, o mejor dicho por la montaña rusa de emociones por la que Bracho conduce al espectador. La voz y manerismos de Bracho son prácticamente idénticos a los de la Callas. De hecho, si uno escucha las clases magistrales de Callas en Julliard, esta interpretación de Diana es mucho más cercana a lo que la cantante era en realidad. No era una diva grosera. Era una mujer que disimulaba tener temple de acero para esconder su gran soledad y fragilidad humana. Sus consejos eran entrañables, así incomodara al estudiante brevemente: "No uses faldas cortas, el público ve otra cosa desde abajo". También en 10 años perdió la voz. Onassis la dejó por Jacqueline Kennedy. La mayor estrella del canto se apagó en un instante.
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El que Bracho mediante dos monólogos perfectamente dirigidos e iluminados (destaca el trabajo escenográfico de Laura Rodarte) logre evocar todas esas emociones en tan poco tiempo y emule la voz de Aristóteles Onassis, recuerde a su primer esposo (Battista Meneghini), y pase de la risa al llanto, del humor al dolor más grande, al triunfo absoluto en el teatro alla Scala de Milán (recreada en una hermosa proyección multidimensional), a los momentos de soledad más terroríficos, es absolutamente magistral. ¡Bravísima, Bracho!
Es importantísimo mencionar que Bracho no está sola en este montaje. Sí, ella es el hilo conductor y es la única actriz en el escenario. Pero con ella se encuentran músicos y cantantes reales. De la primera "Master Class" salieron talentos enormes como Rolando Villazón e Irasema Terrazas. De esta versión de Diego Del Río, me atrevería a vaticinar que saldrán aún más. El pianista Édgar Ibarra además de su talento musical es muy simpático en el escenario. Y la elección de los tres cantantes de ópera reales que Callas escucha durante la representación, es realmente inmejorable. Me tocaron ver dos elencos distintos: una tierna Alicia Paola como Sophie De Palma, una elegantísima Denise De Ramery como Sharon Graham y un seductor Ángel Ruz como Tony Candolino en una función. En otra función, la entrañable Mónica Raphael como Sophie, una verdadera fiera del escenario Dhyana Arom como Sophie, y Ángel nuevamente en otra. Los cinco son un deleite. No me tocó ver a Antonio Albores, pero seguramente también es un talentazo. Y cabe mencionar que Ernesto Gout, quien interpreta al utilero que no le interesa quién es María Callas en lo más mínimo, ha logrado que su personaje cobre la importancia que no tenía en otras puestas: él representa al mundo real. Es la metáfora del mundo "bestial" del que Callas huye.
Felicito a Diego Del Río por gozar de un talento y una sensibilidad admirable a sus 27 años. Con este montaje demuestra que la edad no es importante. Como dice Callas "uno nace un artista o no, punto". Aplaudo a Morris Gilbert por volver a apostar sobre este proyecto. Pero sobre todo se agradece que bajo esta nueva visión y 15 años más de vida, Diana Bracho retome el lugar que se ha ganado a pulso. Ella es nuestro talento histriónico más grande. Es un tesoro nacional y este es el papel -sin demeritar su gran currículum- que nació para hacer. "Master Class" demuestra por qué Diana es la GRAN Diana.
"Master Class" se presenta en el Teatro Banamex Santa Fe en Plaza Zentrika. Jueves y Viernes 20:30 hrs, Sábado 18:00 y 20:30 hrs., Domingo 16:30 y 19:00 hrs.
Aquí una probadita de las voces de Ángel Ruz, Alicia Paola (izq.) y Dhyana Arom, al terminar la obra, como un encore.
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